Calfucurá

Hombre de letras cabal, conocedor del alma humana, Yunque muestra con claridad la ambigüedad de sus personajes, en quienes no busca sancionar valores ni construir modelos éticos: en sus páginas desfilan actores sociales contradictorios, en quienes la crueldad y la vileza suelen ir acompañadas de ademanes de alta piedad y sabiduría. Son sus sujetos los hombres tomados por la historia y que, a la vez, la modulan. Aunque no por ello nuestro autor se hunde en un relativismo de pretensiones neutrales. Pues en ningún momento pierde de vista el hecho de que los pueblos aborígenes sufrieron y sufren una injusticia que culminó en masacre, y ese hecho, por más que se asienten en ideales modernos los relatos que –en vano– lo excusen, es del orden de lo no discutible.