Arte Madí

En el itinerario de las vanguardias artísticas latinoamericanas, destella por su atrevimiento y desenfado la que se expresó bajo el nombre de Arte Madí, en la Buenos Aires cosmopolita de los años 40 y comienzos de los 50. Gyula Kosice fue junto con sus compañeros el que llevó más lejos la manifestación vanguardista, evantando banderas atrevidas y limítrofes, en las que hoy podemos ver el anuncio de reflexiones sobre la unidad entre las artes y los titubeos de un juicio donde la ciudad técnica y las potencialidades del diseño aparecen del lado del arte autónomo antes que de una razón estetizada en los dominios del capitalismo.
Arte Madí sucede a la revista Arturo, y lo hace arropada en los signos que trazan un acuerdo con el arte no representacional. La consigna es atractiva, flota en el aire. Madí es irreverente y se lanza contra las demás vanguardias establecidas, quiere ser la vanguardia de las vanguardias. No le convence el surrealismo, las tesis de Husserl, el cubismo, el arte no-figurativo, las revistas que le son contemporáneas y que también escriben manifiestos de vanguardia. Madí no ceja en su deseo de detentar la exclusividad vanguardista, sin privarse de cierta ufanía, en busca de la esencia artística absoluta.