25 de septiembre de 1972: muere Alejandra Pizarnik

A cincuenta y tres años de su muerte, la Biblioteca Nacional conmemora la desaparición y celebra la figura de Alejandra Pizarnik, una de las autoras argentinas más relevantes del siglo XX.

Conocida principalmente por la inapelable belleza de su poesía, Pizarnik produjo ensayos críticos, inclasificables prosas de humor, obras teatrales y un extenso diario. Incandescente y perturbadora, su obra afectó de forma radical las condiciones y los límites de la escritura no sólo poética. A pesar del reconocimiento internacional que alcanzó, muchos de sus escritos aún permanecen inéditos. Dispersos en bibliotecas, archivos y colecciones de distintas partes del mundo, los manuscritos de Pizarnik desplazan la atención de su legendario suicidio hacia otro drama complejo y doloroso: el drenaje de patrimonios fundamentales que migran al extranjero. Aunque gran parte de su legado material se encuentra, desde 1999, en la biblioteca de la Universidad de Princeton, desde el año 2007, la Biblioteca Nacional atesora cerca de ochocientos volúmenes de su biblioteca personal, marcados y anotados con su inconfundible letra y, gracias a la donación de sus herederos, desde 2018 custodia una invaluable cantidad de material de archivo capaz de iluminar sus complejos mecanismos creativos: originales mecanografiados con correcciones manuscritas, papeles de trabajo, notas personales, registros de lectura, recortes de prensa y separatas de sus publicaciones en revistas nacionales y extranjeras. Clasificado por la misma Pizarnik, este fondo documental no sólo inauguró una nueva etapa para las investigaciones sobre la escritora que se desarrollan en nuestro país, la recuperación de sus papeles también redujo la distancia que nos separa de ella, haciendo que su muerte sea menos tremenda.


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