Daniel Divinsky (1942-2025)

El editor falleció el 1° de agosto.

Si hay un lugar idóneo para rendirle homenaje al editor Daniel Divinsky es este espacio, la Biblioteca Nacional, rodeado de libros –como siempre estaba–, incluso los que él mismo publicó durante las cinco décadas que estuvo a cargo de Ediciones de la Flor. Abogado de profesión, escritor solapado (como se definía porque escribía las solapas de los títulos que lanzaba), amigo de Quino y Fontanarrosa, los dos autores más emblemáticos de este emprendimiento, ícono de la cultura. El sello, que Divinsky cofundó junto a Oscar Finkelberg y llevó adelante con Kuki Miler hasta 2015, era como los medicamentos, de “amplio espectro”, tal como solía decir. Los primeros títulos salieron a partir 1967: las antologías Buenos Aires, desde la fundación a la angustia (con relatos de Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y David Viñas, entre otros) y Los argentinos en la luna (con textos de Manuel Mujica Láinez, Angélica Gorodischer, Pablo Capanna y Héctor Germán Oesterheld, para nombrar algunos), Opio de Jean Cocteau, Para vivir un gran amor de Vinicius de Moraes y el primer best seller, Paradiso de José Lezama Lima, que agotó tres mil ejemplares en una tarde. La fiesta de presentación de la editorial se hizo en la confitería del Jardín Zoológico. “No deje que los animales sean más”, invitaba. El catálogo incluye colecciones de teatro, de infantiles (mayoritariamente ilustrados por Juan Marchesi), de psicología, de política y sociedad... Pero la florcita del logo de la editorial se volvió emblemática cuando se convirtió en el refugio de historietistas y humoristas gráficos. Muchos de los hoy considerados clásicos dibujantes no lo eran cuando fueron editados por primera vez y también se le dio cabida a nuevas generaciones en un espacio que combinó a Crist, a Caloi, a Maitena, a Liniers, a Gustavo Sala, a Javier Rovella, entre muchos otros...

Aunque ya con algunos antecedentes de censura, en 1977 la última dictadura militar prohibió el libro Cinco dedos y dictó la prisión de los editores Divinsky y Miler. Luego de 127 días, lograron salir al exilio gracias a la presión de las asociaciones de editores internacionales –capitaneados por Rogelio García Lupo– y se radicaron en Venezuela.

En esos años, el sello siguió en funcionamiento gracias al apoyo incondicional de Fontanarrosa, de Quino y de Elisa Miler. A su regreso al país, el editor dirigió Radio Belgrano, una emisora que contribuyó al afianzamiento de la naciente democracia.

Divinsky publicaba lo que a él le gustaba como lector, seguía cuanto cuadrito aparecía en alguna hoja impresa, tenía una memoria extraordinaria y era culto, curioso intuitivo y con olfato.

La cultura argentina le debe mucho a este editor que falleció hoy, a la madrugada, a los 83 años.

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