Margaret Atwood en la Biblioteca Nacional

La escritora canadiense participó de varias actividades en la Biblioteca Nacional junto con Alberto Manguel y el novelista Graeme Gibson, su compañero de vida.

La visita de Atwood fue un lujo para los miles de seguidores que cultiva en el país desde hace décadas. El diálogo que la poeta, novelista y guionista compartió con el director de la Biblioteca Nacional se desarrolló en el Auditorio Jorge Luis Borges ante una sala repleta. Debido a la demanda del público se habilitó la Sala Augusto Raúl Cortazar para que sus seguidores pudieran verla por streaming y se instaló una pantalla gigante en la explanada de acceso al edificio para que también desde allí se disfrutara de la charla.

Durante la transmisión llegó a haber más de seis mil personas siguiendo la actividad en vivo por el canal de YouTube de la Biblioteca Nacional. La charla completa y la conferencia tienen hoy más de 1.500 visualizaciones. Alrededor de quinientas personas se hicieron presentes el día lunes y colmaron los diferentes sectores habilitados de la Biblioteca para escuchar a la escritora.

"Las lecturas de los libros cambian de acuerdo al momento y al lugar en que se leen”, así se refirió Atwood a El cuento de la criada, novela de ciencia ficción reconocida como feminista que, si bien fue publicada en 1985, este año se adaptó a una serie de televisión y obtuvo cinco galardones en los premios Emmy. Atwood ha trascendido lo literario también por una serie estrenada dos meses atrás basada en su libro Alias Grace de 1996.

La escritora aconsejó a los jóvenes con palabras contundentes: “Lean, escriban, insistan. No se intimiden, atrévanse a publicar. Al lector se lo interesa de a una página por vez. Escritor es todo aquel que escribe. Los mejores son los que nos inducen a seguir leyendo hasta la última página”. Y en relación a su actividad en defensa de los derechos de las mujeres dijo: "El feminismo es un término tan grande que necesitás saber qué piensa el otro para entender de qué hablamos". Agregó: "Las mujeres no son ángeles, son personas. Por eso son tan distintas entre sí. Pero eso no es excusa para no darles igualdad de derechos, porque los hombres tampoco son ángeles". También dijo: “La familia está en el origen de la inequidad entre los géneros; luego otros modelos reproducen esa inequidad”.

Margaret Atwood es miembro de Amnistía Internacional e integra la comisión directiva del organismo Birdlife International. Desde la publicación de su primer título, La mujer comestible, en 1969, erigió una obra que le valió reconocimiento en todo el mundo. Recurrente candidata al Nobel y traducida a medio centenar de lenguas, lleva escritas diecisiete novelas, siete libros para niños y casi dos docenas de poemarios (más de cuarenta títulos en total).

El miércoles, su pareja, el novelista canadiense Graeme Gibson, presentó The Bedside Book of Birds, una miscelánea de representaciones sobre las aves en la poesía, la prosa y la historia, y The Beadside Book of Beasts, una suerte de compañía para The Bedside Book of Birds, volumen que explora las relaciones entre los predadores y su presa. Gibson estuvo acompañado por Atwood y Alberto Manguel. A pesar del caótico tránsito de la Ciudad de Buenos Aires debido a varios cortes y al clima que amenazaba con una fuerte tormenta, el auditorio contó con más de doscientas personas y la charla también pudo seguirse por streaming en el canal de YouTube de la Biblioteca Nacional (charla completa).

Como amante de las aves y defensor del cuidado de la naturaleza, Gibson dejó varias frases en relación a estos temas: “Al principio, sólo me gustaba ver a los pájaros. Más tarde empecé a aprender sus nombres, pero eso nunca me pareció lo más importante". El escritor y ornitólogo nacido en Londres, pero que realizó casi toda su carrera en Canadá, sentenció: “En algún momento comprendí que las aves eran muy importantes para los humanos y que estaban en la Tierra desde mucho antes que nosotros". "Cuando las aves del paraíso están en época de apareamiento, el macho limpia una superficie, la llena de flores del mismo color y se pone a bailar. Es de las cosas más fascinantes que se pueden ver". Y Atwood, quien ha llevado esta causa como estandarte desde que era niña, agregó: “Es como ver a un adolescente pasear en un convertible para impresionar a las chicas”, causando la risa y los aplausos del público. En su rol de ecologista comprometida, la autora dijo: "Siguiendo a las aves percibí una sensación de pertenencia histórica que ellas tienen y nosotros no. Así empecé a preguntarme qué decimos y qué sentimos por ellas”.

Al cierre, nos dejó un interrogatorio para reflexionar sobre nuestra condición en la naturaleza: "Los animales que tienen los ojos a los costados son presas y los que los tienen al frente son depredadores. ¿Dónde tenemos los ojos nosotros?".

Se despidieron del país con la promesa de regresar. Graeme afirmó: “Nos encantó Argentina. ¡Hace más calor que en Canadá!”.

Galería